El mantenimiento de un vehículo es requerido para preservar las funcionalidades en estado óptimo, lo que permite un mejor rendimiento en todos los aspectos.
Además, evita que pequeños inconvenientes se conviertan en problemas más serios si se dejan avanzar.
Por esta razón, se deben programar visitas a los expertos. Dependiendo de la antigüedad del carro, la marca y el tipo de motor, deberá realizarse periódicamente (entre 5 mil y 50 mil kilómetros), y es una actividad que implica la revisión y el diagnóstico de partes y sistemas fundamentales como la suspensión, el sistema de refrigeración, las llantas, las luces, el motor, los filtros y el sistema de escape.
No obstante, tú mismo puedes realizar inspecciones para llevar un control más continuo y cercano, verificando elementos como:
El motor
El óptimo funcionamiento del motor depende en gran medida del aceite. Es necesario realizar el cambio del mismo, dependiendo de las especificaciones de cada vehículo, cada 5 mil o 10 mil kilómetros. Sin embargo, puedes hacer inspecciones esporádicas constatando que no tenga olor a gasolina, que no presente un color demasiado oscuro y que no se presente excesivamente espeso.
También es importante que las correas y mangueras del motor se encuentren en perfecto estado, lo que evita daños en el motor. Deben presentarse sin fisuras ni señales de desgaste.
El sistema de refrigeración:
El líquido refrigerante debe encontrarse en los niveles que se indican en las marcas del tarro de reserva. Es recomendable revisarlo a diario. Por otro lado, constatar que no haya fugas para impedir un posible recalentamiento del vehículo.
Las luces
Por tu seguridad y la de los demás actores viales, todo el sistema de iluminación del vehículo debe estar funcionando. Luces altas, bajas, direccionales, auxiliares, entre otras son indispensables para mantener una conducción segura y facilitar el tránsito tanto propio como de otros conductores. Cualquier disfuncionalidad debe ser reparada antes de salir a conducir.
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El sistema de frenos:
Fundamentalmente, el líquido de frenos debe cambiarse cada 6 meses, manteniéndolo en los niveles indicados. Y como en el caso del aceite, se recomienda inspeccionar continuamente.
Adicionalmente deben revisarse mensualmente las bandas y las pastas de freno, y de ser necesario, cámbialas de inmediato.
Las llantas
Mantener la presión de inflado que el fabricante establece, verificándolo semanalmente. Además de que el vehículo puede sufrir daños, mantener una baja presión en las llantas aumenta el consumo de combustible. También es importante realizar alineación con regularidad y recuerda que la profundidad de desgaste no debe superar en ningún caso, los 2 mm.
La Dirección Hidráulica
Como en el caso del aceite y del sistema de frenos, observa el nivel del líquido hidráulico y mantenlo en el nivel señalado. También es importante eliminar cualquier posibilidad de fuga.
El Sistema de escape
Otro de los elementos que debe ser revisado constantemente es el sistema de escape, que permite la salida de gases producidos por el motor, hacia el exterior. Una alarma sobre el estado de este sistema es la salida de humo color oscuro, que podría deberse a inconvenientes en los inyectores o una incorrecta combustión, probablemente como consecuencia de que el filtro de aire ya necesite ser cambiado, pues ya no cumple su función de proteger el motor de impurezas en el aire que ingresa.
Cardiesel te recuerda que el mantenimiento vehicular preventivo es un compromiso indispensable que cada conductor debe adquirir consigo mismo y con los demás actores viales.
Ten presente las fechas de cambios de partes como el aceite o los filtros, haz constantemente las revisiones que puedes hacer sin ir al taller mecánico y programa las visitas necesarias para el mantenimiento hecho por los profesionales de la materia y que cuentan con la tecnología requerida para un análisis más profundo de tu vehículo.
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