Un aspecto de gran importancia para mantener en las mejores condiciones nuestro carro es el cambio de aceite, pues este elemento fluye por todas las piezas del motor, brindando lubricación y refrigeración para evitar que se produzca desgaste, preservándolo de futuras averías y garantizando su buen funcionamiento.
Además de lubricar y minimizar la fricción, el aceite facilita el arranque en frío, arrastra al cárter partículas de carbón, hollín y otros residuos de la combustión.
Todo esto para mantener limpio el motor y ayuda a prevenir la corrosión y formación de sedimentos, aplicando una película química que aísla las piezas del motor para que no aparezcan hongos producidos por la humedad.
También funciona como limpieza de impurezas que se van acumulando, y que se generan en el funcionamiento del motor.
Naturalmente, luego de miles de kilómetros de recorrido, el aceite se ensucia, por lo que debe cambiarse periódicamente.
¿Cada cuánto tiempo se debe cambiar el aceite?
En principio lo más adecuado es seguir las recomendaciones del fabricante de nuestro vehículo.
Sin embargo, factores como realizar muchos desplazamientos cortos en el día hacen que el aceite trabaje más que haciendo un solo viaje largo.
Por eso es mejor vigilar el nivel y el estado del lubricante al menos una vez al mes. Si presenta un color negro, debe cambiarse inmediatamente.
Otro factor que afecta el desempeño del aceite es la climatología, pues las temperaturas muy bajas o muy altas hacen que tenga una vida más corta y se debe cambiar con mayor frecuencia.
Cuando no usamos demasiado el carro y no llegamos a cumplir con esos kilómetros marcados por el fabricante, lo recomendable es cambiarlo, de todas formas, al menos una vez al año, porque el aceite se va deteriorando por los arranques en frío.
No obstante, normalmente se cambia cada 5000 o 7000 kilómetros.
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Consecuencias de no cambiar el aceite de tu carro
Si a pesar de todos los argumentos, decidimos o simplemente nos olvidamos del cambio de aceite.
Las consecuencias para nuestro vehículo pueden llegar a ser muy graves, incluso hasta llegar a quedarnos sin motor.
Un lubricante en malas condiciones hace que las partes metálicas del motor se desgasten mucho más rápido de lo normal.
Reduciendo considerablemente su vida útil y obligando a pagar costosas reparaciones.
Como el aceite se va llenando de impurezas, toda esa suciedad se termina acumulando hasta el punto de obstruir el filtro.
Podrán partirse las piezas que necesitan el lubricante para disminuir su rozamiento e incluso arquearse las levas.
Como el aceite también cumple con una función refrigerante, cuando no lo cambiamos puede haber un aumento de la temperatura que también terminará dañando el motor.
¿Cómo elegir el aceite adecuado?
La propiedad más importante y en la que nos debemos fijar a la hora de elegir un lubricante es la viscosidad.
Que indica la capacidad de las moléculas para fluir, un buen aceite debe ser fluido cuando la temperatura del motor es baja para que se adhiera a todas las piezas desde la arrancada en frío.
Y que conserve la viscosidad necesaria para no escurrirse cuando el motor ya esté caliente.
Para saber a qué viscosidad trabaja mejor nuestro carro, debemos fijarnos en el libro de mantenimiento y elegir el lubricante de acuerdo con las cifras que nos marca el fabricante y no guiarnos por una marca determinada.
Cambiar el aceite es una de las tareas más fáciles y económicas de realizar, en cambio las consecuencias de no realizarlo pueden acarrearnos algunas de las reparaciones más costosas que se nos podrían presentar e incluso podemos llegar a quedarnos sin motor.
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